Cita de libro #1

‎"A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y... otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir cruzándola paso a paso"

Haruki Murakami - Kafka en la orilla.

 

La última aventura


Una historia de piratas bastante rara. Espero que les guste.

La última aventura
 
            Era un día calmo en el océano Atlántico, hacían ya 3 meses que el Pirata Black y su tripulación navegaban a la deriva, al antojo del mar. Él había sido un bucanero de mucho prestigio tanto en el Nuevo Mundo como en las costas europeas y africanas. Sin embargo, había sido derrotado claramente en su último asedio en las costas del caribe. Apenas había podido escapar en su barco, semidestruido, junto con unos cuantos tripulantes. Ya sin agua, sin comida, naufragaban.
            _ No todos los imperios duran para siempre – exclamó a sus camaradas. Tarde o temprano sería derrotado, ¿como no pude saber cuando retirarme de estos mares hostiles?
            _ Ese puerto contenía mucho oro, era muy ambicioso nuestro plan capitán, ¿como negarnos? – acotó un tripulante.
            _ Ahora solo estamos a la merced de estas aguas saladas. Descansen y recen por encontrar tierra.
            Se pasaron toda la calurosa tarde mirando al mar, sintiendo tanto el viento y el sol como el hambre y la sed. Caída la noche, la mayoría de los tripulantes dormían en un estado moribundo mientras otros arrojaban frases pesimistas y de odio al mar, a aquel gigante e inmortal que tanto envidiaban. El capitán se encontraba en su camarote, recostado en una profunda y pesada oscuridad. El silencio fue roto como una tela de araña arrasada por la mano de una persona. El pirata se percató que ya no estaba solo en aquella habitación, alguien había hecho ruido a propósito para que él notara su presencia. ¿Quién podrá ser? - Se preguntaba y al mismo tiempo pensaba – los otros tripulantes están tan débiles que apenas pueden mantenerse en pie, además tenían estrictamente prohibido entrar al despacho del capitán sin previo aviso. Los pensamientos más tristes y retorcidos lo acecharon – hemos luchado por diez años juntos, confío plenamente en ellos, sin embargo, dadas las circunstancias en que estamos es bastante normal algún motín o acto de canibalismo. Al tiempo que llenaba su cabeza de desconfiadas ideas se levantó de la cama de un salto, sacó su revolver y apuntó a la oscuridad que penetraba sus ojos. Pudo distinguir una silueta, definitivamente había una persona en su camarote.
            _ ¿Quién eres? ¿Qué quieres? – preguntó Black mientras no dejaba de apuntar. Debido a la oscuridad de la sala, no podía distinguirlo, y no podía bajar la guardia encendiendo una vela. La persona que se hallaba frente a su cama no respondió ni se movió. Parecía una estatua inamovible. Black comenzó a sentirse inseguro y paranoico, la mano que sujetaba el arma le temblaba escandalosamente.
            _ Responde ahora o te disparo, - la voz de Black se irritaba - ¿acaso no sabes quien soy? Uno de los más famosos piratas, ganador de cientos duelos en alta mar, no voy a tener escrúpulos para dispararte.  – la tensión en el camarote era visible y hasta tangible, pero la persona seguía sin responder.
_ Me cansé, a la cuenta de 3 estarás muerto si no respondes. – musitó el pirata  embravecido. - ¡1! – gritó pero no hubo respuesta. - ¡2! – seguía sin señales de su receptor. - ¡3! ¡Se acabó! – pero en el momento en que Black iba a apretar el gatillo, la persona habló con voz serena.
_ Vamos, dispara. No te tengo miedo.
_ ¿Quién eres pedazo de mierda? – gritó el pirata con un vocabulario lleno de malos modales.
_ ¿Qué aún no lo sabes? Preguntó aquella oscura silueta.
_ ¿Qué tengo que saber? – respondió Black con otra pregunta. – Deja de hacerte el misterioso y habla. -  La persona no respondió.
_ ¡Te voy a matar y te voy a sacar afuera, así, de una vez por todas, sabré quien eres! – exclamó mientras el estruendo producido por su arma hacía vibrar las paredes de madera.
Black reía a carcajadas mientras trataba de esparcir con su mano derecha el humo que el arma produjo al ser disparada. Cuando el humo desapareció, el terror y el miedo lo golpearon al notar, en la oscuridad, que aquella persona seguía de pie, como si nada hubiera ocurrido. Temblando, el pirata retrocedió hasta chocar con la cama y caerse. La presencia se adelantó unos pasos como si fuese una pieza de ajedrez.
_ Mataste a muchos inocentes, robaste y violaste – le comunicó aquella voz como si estuviera leyendo todos sus pecados.
_ ¡Muchachos, vengan a mi camarote ahora mismo! – Gritó Black aterrado.
_ No te escucharán – se burló aquella voz. – ellos ya han desembarcado. - Black sintió un gran alivio al saber que había llegado a la anhelada tierra firme.
_ Entonces, ¿tú nos rescataste? – preguntó con voz temblorosa y dubitativa.
_ Jajajajaja – rió estrepitosamente la otra persona. – si, uno por uno, tu eres el único que me faltaba rescatar.  – con más confianza, Black se atrevió a pararse nuevamente y disponerse a salir.
_ Muy bien, salgamos entonces. – la inocencia lo había cegado.
_ Por supuesto, salgamos. – respondió la persona captando la inocencia que el pirata le arrojaba.
Al salir del camarote todo seguía tan oscuro como dentro de éste.
_ ¿Qué carajo está pasando? ¡No puedo ver nada! – caminó por la cubierta del barco en una absoluta ceguera hasta que, poco a poco, todo se fue aclarando. Black pudo diferenciar la tierra, bajó del barco y preguntó a la persona que notó que iba detrás de él.
_ ¿Que país es? ¿Dónde estamos? – al darse vuelta mientras interrogaba diferenció a aquella silueta. Ya no era oscura a sus ojos, ahora tenía forma, una apariencia mucho más aterradora para la mente y el pasado del bucanero. La persona era de vidrio, un espejo con forma humana. De repente aquel espejo empezó a reflejar escenas y personas que Black conocía perfectamente y lo habían atormentado durante años en sus sueños. Si, eran las escenas de su pasado, todos sus crímenes y asesinatos, todos llegaban a sus ojos en flashes a través de ese espejo humano. El capitán se arrodilló y vomitó. Estaba aterrado y sin habla. Aquel ente se le acercó más y más hasta que finalmente respondió a su pregunta.
_ Ésto Black, es el infierno. ¡Bienvenido!

Reflexión conmigo mismo


 Bueno, este texto lo tengo escrito hace rato, es bastante íntimo pero me dieron ganas de ponerlo.
 Gracias a tod@s l@s que me leen y me comentan, tanto en este blog como fuera de la PC.
 Espero que les guste, y sino, vayan a chupar limones :P


Reflexión conmigo mismo

Han pasado 2 días. Me pongo a pensar y a reflexionar tan profundamente que pierdo la noción del tiempo y el espacio. Un silencio atroz me aturde y no siento nada de lo que me rodea, como si el mundo se hubiera ido por un rato y me hubiese dejado solo, en el espacio exterior, flotando, a la deriva. Los recuerdos recientes me atormentan y azotan mi mente y mi tranquilidad. ¿Qué debí hacer dos días atrás? ¿Tomé la decisión correcta? A lo lejos, la nada se convierte en algo, en el mar, en la playa. Aquel lugar al que no quise o, mejor dicho, no pude ir. Una tormenta es atraída hacia mí, una tormenta llena de arrepentimientos. Espero terribles sensaciones, pero éstas nunca llegan. La tormenta se disipa como por arte de magia. Me siento incómodamente tranquilo. He tomado la decisión de no arrepentirme, pueden las decisiones ser correctas o no, jamás lo sabré, pero de eso se trata la vida supongo, de mirar a través del mar y no de ahogarse en él. Es parte del examen natural que constantemente todas las personas cursamos,  me doy cuenta que no puedo arrepentirme por lo que hice o no, tengo que miran adelante, porque la vida sigue y su curso natural también. Así como hoy me equivoqué, mañana acertaré. De eso se trata vivir, si todos supiésemos que decisión tomar, si pudiéramos preveer lo que nos sucederá en el futuro, el mundo sería tan aburrido, tan homogéneo, que las personas se parecerían aún más de lo que hoy se parecen unas de otras.
Salgo del espacio paralelo en que mi mente se encuentra y vuelvo a la realidad, si, a la hermosa pero dura realidad, a la que vale la pena enfrentar aunque a veces sintamos que nos gana por knockout.

Fahrenheit 451

                                  Fahrenheit 451 - Ray Bradbury


Sinopsis:  Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel se enciende y arde. Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros. Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo.
Opinión: Éste es el libro que me metió en la literatura. Por alguna razón (que no recuerdo) me entraron ganas de leerlo y me lo compré. Me gustó bastante, es una novela de 3 capítulos, bastante cortita. Pero es genial ese mundo distópico que Ray nos plantea. Los bomberos se encargan de quemar libros, son una especie de Policías. El personaje de Montag está muy bien logrado, es un bombero que directamente no pensaba, solo vivía. Con el correr del tiempo se va encontrando a personas y de a poco se va produciendo un cambio en su interior. No quiero contar mucho :P Muy buen libro, con frases muy logradas y citas de grandes clásicos.

Sobre la película (lee solo si la viste y leíste el libro) 

Me pareció una buena adaptación. Más que nada teniendo en cuenta el año de su producción. Allá por los '60 ni los de Star Wars con sus sables luminosos habían sido creados, por lo que, supongo, que crear una peli de ciencia ficción era todo un reto.
Los puntos que me gustaron:
_ Lo bien ambientada.
_ La banda sonora (cuando salía el camión de bomberos)
_ Los trajes de los bomberos.
_ El camión, aunque parece el barquito que da vueltas en la plaza, está bastante bien :P
_ Muy buenos actores.
_ la trama, bastante fiel a la obra de Bradbury.
Los puntos que no me gustaron:
_ Que no salga el sabueso mecánico (aunque es entendible)
_ Que no salga el viejo que en la novela hace cambiar de parecer a Montag (ésto no se porque lo cortaron)
_ Si bien, me gustó la fidelidad con la trama, hay algunas cosas que no terminaron de convencerme. No noté un gran alboroto interno en Montag, como si lo sentí en el libro. Se produce un cambio muy importante en su vida, y creo que podrían haber sido un poco más explícitos con su crisis de sentimientos y pensamientos. En la peli es medio "bue, ya fue, voy a leer un libro" o "Mañana renuncio". En el libro, el personaje muestra más indecisión, porque sabe que lo que hará lo etiquetará para siempre. Creo que éste era un punto importante que dejaron de lado.
_ La persecución, tendrían que haberle dedicado un poco más de tiempo y hacerla un poco más exagerada. El chabón prendió fuego a su capitán, corrió dos cuadras y ya estaba a salvo. Como en el libro, tendría que haber sido un poco más dramático.
_ la escena de los 4 bomberos volando (recontra WTF) me cagué de risa. (pero es entendible)

That's all, más adelante comentaré Un mundo Feliz de Aldous Huxley.

Pánico

                          Pánico

Camina de un pasillo a otro, como si supiera de memoria el camino. Dobla a la derecha, luego a la izquierda.  El hombre sin rostro y sin personalidad. Es abstracto. Primero es un punto, luego pasa a ser una célula, dependiendo de diversas circunstancias va creciendo. Llega al tamaño humano y empieza a caminar. Cada vez va adquiriendo su propia voluntad, va soltando las cadenas que lo atan y se mueve. Entra en el laberinto, ese laberinto de la mente, blanco, de grandes muros. Debido a las circunstancias externas va aumentando su velocidad, ya no camina, ahora corre. Dobla a la derecha, corre por el pasillo y dobla a la izquierda, no sabe cual es la salida, sin embargo intenta encontrarla. El hombre sin rostro se da cuenta que se hace más fuerte, cada vez es más humano, sabe que la salida del laberinto está cerca. Su paso y respiración se aceleran, también sus ansias de libertad. Por más que en el exterior estén tratando de evitar su fuga, él continúa, porfiado y terco tratando de derrotar a la mente. Nota que los muros que lo aprisionan se desmoronan y el laberinto desaparece. Se queda en una completa oscuridad, sabe que ganó gracias a su insistencia. Una luz aparece, se dirige a ella.
            El joven fue derrotado por el pánico, trató de evitarlo pero su mente le dio vida y libertad. Es muy difícil controlarlo cuando ya está fuera y pertenece a él, a su personalidad y ser. Deberá aprender a eliminarlo o a vivir con él. Ambas opciones son muy difíciles, pero no imposibles. El ser humano no sabe de lo que es capaz, hasta que lo intenta.
 Esto es lo que se produce en la mente cuando tenemos miedo, si lo agrandamos y dejamos escapar, él nos dominará. El laberinto de tu mente no debe dejarlo escapar.

El perfume

                                        El perfume - Patrick Suskind
Primero: No, no es una novela erótica :P Ahora si:

Sinopsis:  la vida de Jean-Baptiste Grenouille, asesino de muchachas que logra convertirse en un renombrado perfumista robando los aromas de sus víctimas y concentrándolas en una fragancia única, casi una fórmula de alquimista, centra el argumento de El perfume - novela que supuso la revelación internacional de su autor, el alemán Patrick Suskind-, obra intimista a la vez que retrato de una época y un país -la Francia del siglo XVIII.

Opinión: Es un excelente libro pero también bastante raro. No es un libro para quien espere asesinatos, misterios, y una trama dinámica. Sin embargo, es tan original (como pueden ver en la sinopsis) que lo hace prácticamente perfecto. El protagonista, Grenouille, es uno de los personajes más originales y, al mismo tiempo, de los más repugnantes que se hayan creado en la literatura, como bien describe Suskind al inicio de la novela "En el siglo XVIII vivió en francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales."   
El libro se divide en varios partes. Empezamos con el nacimiento de este engendro que, como los perros, nace con un olfato muy desarrollado. Las muejeres que se encargan de criarlo sienten una repugnancia inexplicable cuando tienen que darle de comer. Así crece y se adapta al "oloroso" París. A medida que crece, un par de profesionales se dan cuenta del talento que tiene para crear perfumes, debido a su super desarrollado olfato. Grenouille encuentra, casi como una droga, irresistible el olor de las mujeres jóvenes. Y así se convierte en un asesino que las mata y les roba el olor (jaja re fumado). En una determinada etapa, cansado del maloliente París se va a vivir a la montaña solo, a una cueva. Lo bien descripta que está, las fumadas que sueña y las cosas que imagina Grenouille en ese oscuro lugar. Es genial esa parte.

Bue, no cuento más. Muy buen libro. Cabe destacar que es una novela que prácticamente no tiene diálogos. El autor, en 3era persona, nos narra lo que huele, siente y piensa Grenouille; y aún así es muy entretenida.

Tengo entendido también que sacaron una peli hace relativamente poco, la cual no tuve oportunidad de ver. I-sat solía pasarla seguido. Debe estar para bajar seguro, igual recomiendo leer el libro antes, dudo mucho que puedan adaptar a la perfección las descripciones de Suskind.

La mujer dormida

Bueno, para celebrar que hay gente que sigue mis textos, acá publico un nuevo cuento. Yo quedé bastante satisfecho con éste, espero que ustedes también, me llevó un par de días.


La mujer dormida

La mujer seguía dormida. Su respiración era tan tranquila que apenas pude sentirla. Para confirmar que no estaba muerta, le tomé el pulso.

El invierno se encontraba en su plenitud, las noches se hacían cada vez más frías. El día que perdí las ganas de vivir, esta mujer apareció en el patio. De unos treinta años de edad, ni siquiera sabía su color de ojos puesto que la encontré ya desmayada. La recosté en el sillón del comedor y la abrigué con algunas frazadas. No sabía que hacer, porque justo en el momento en que no quería interactuar con nadie, aparece una mujer de la nada desmayada en mi patio. Finalmente opté por llamar a un médico.
Eran pasadas las 11 de la noche cuando la ambulancia se la llevó. Según pude averiguar, no pudieron encontrar las causas de su inconciencia, debería despertar, no tenía golpe alguno. La internaron en el hospital que está a unas veinte cuadras de casa.
En cuanto a mí,  tengo treinta años, mi nombre no importa ni tampoco mi apariencia. Me consideraba una persona capaz y bastante afortunada, pero hoy perdí todos los motivos para seguir con mi vida. Trabajé durante más de diez años como bombero. Es un trabajo más difícil de lo que aparenta, poner en riesgo tu vida para salvar la de otros no es algo que cualquiera haría. El fin de semana pasado renuncié, hace varios días que no salgo de casa. La razón es simple pero triste, no pude salvar a una niña de un incendio, hice lo que pude, pero las llamas devoraron el edificio antes de que pudiera hacer algo. No sé si soy apto para ser bombero, me quedó un gran cargo de consciencia por no poder salvarla y ahora no tengo voluntad de vivir. Si bien hice todo lo que pude, y por más que no tenga la culpa del incendio ni nada, así me siento, impotente por haber visto como las despiadadas llamas se llevaban un alma inocente.
El teléfono sonó despertándome de mis pesadillas. Miré el reloj de pared y éste marcaba la una de la mañana. Atendí. Eran del hospital, aparentemente la mujer se encontraba en un profundo coma y no podían encontrar las causas, le estaban haciendo todos los análisis posibles.
_ ¿Es usted familiar de la señorita? – me preguntaron.
_ No, jamás la conocí ni sé como se llama, solo la encontré desmayada y llamé a un médico. – se notaban las pocas ganas de dialogar de mi parte.
_ Entiendo, el problema es que necesitamos un par de firmas y no sabemos quién es esta chica. Es un pueblo chico, y no ha habido llamada alguna a la policía por desaparición de un familiar. En otras palabras, nadie se preocupa por esta mujer. Quizás estaba sola. – Quien me hablaba era fumador, pude notarlo por su ronca voz, como la de un sapo.
Alcancé a entender la mitad de lo que me decía.
_ Está bien, me haré cargo – dije un poco de mala gana y corté. Me haría bien salir un rato de casa a ventilar mi mente.
Al salir sentí como cada centímetro de mi cuerpo se petrificaba por el natural frío invernal. Enrollé la bufanda alrededor de mi cuello y me prendí la campera polar. Era una locura andar por las calles a la una y pico de la mañana en pleno julio. Prendí un cigarrillo, tenía la sensación de que el tibio humo combatiría el frío en mi interior. Luego de toda esta preparación en la puerta de casa comencé a caminar, llegué al hospital muerto de frío y firmé las cosas que debía aunque poco me importasen. El doctor me dejó entrar a la habitación en que se encontraba la mujer. Ahí estaba, con su cabello castaño y con los ojos cerrados, recostada. Tomé una silla y me senté al lado de la cama.
_ Me pregunto ¿Cómo llegaste a mi patio?, ¿Por qué te desmayaste?, ¿Por qué no podés despertar? ¿Qué hago en un hospital a la una y media de la mañana haciéndome cargo de alguien que no conozco? – Hice todas esas preguntas a la mujer, que, por supuesto, ni se inmutó
_ Si despertaras, todo volvería a ser como antes, volvería a mi triste vida llena de remordimientos. Pero quiero que sepas que en otro momento te hubiera ayudado sin dudarlo, pero ahora ni siquiera puedo ayudarme a mí mismo, hasta acá llegué. Suerte, espero que despiertes pronto.
Me paré de la silla y me dispuse a salir del hospital, el doctor quedó en llamarme en caso de alguna novedad, no me quedó más remedio que aceptar aunque no tenía planes de volver.
Cuando llegué a casa el sueño aún no había invadido mi cerebro. Puse un poco de música en la PC y encendí otro cigarrillo. Una enorme contradicción se producía en mi interior: por un lado, poco me interesaba aquella misteriosa mujer; por el otro, no podía dejar de pensar en ella, en la situación y en lo ridícula que sonaba toda esta historia.
Finalmente concilié el sueño, aunque hubiera preferido no hacerlo. La joven niña de diez años apareció en él. Me miraba fijamente llena de quemaduras, se me acercaba tratando de decirme algo, yo, aterrorizado y pensando que iba a echarme la culpa, corría lo más lejos posible hasta perderla de vista. Pero fuese a donde fuese, ella me encontraba.
Desperté empapado de sudor pese al frío que hacía esa mañana. Me duché, y desayuné. Hoy, al igual que los días pasados, no tenía pensado ir a trabajar. En realidad, ahora tenía pánico a mi trabajo. El teléfono sonó esa mañana. Sabía de antemano quién era y acerté, llamaban del hospital diciendo que la mujer seguía en coma. No sé qué fue lo que me movilizó a atender y mucho menos lo que me llevó a contradecirme y asegurar que a la tarde pasaría a visitarla.
Al cabo de unos minutos volvió a sonar el teléfono. Creyendo que eran noticias del hospital me alteré en atender pero era un compañero de trabajo.
_Los muchachos y yo estamos preocupados, ¿sabés? – era mi jefe, o mejor dicho, mi ex jefe. – hace 3 días que no venís a trabajar, no has presentado la renuncia, espero que sea porque tenés planeado volver. – En realidad, no tenía pensado regresar, solo que no quería saber nada con mi trabajo, ni siquiera me animaba a ir al escuadrón y anunciarles mi renuncia.
_ Sólo olvidé avisarte que estaría ausente, perdón. – Si le decía que renunciaba, me insistiría por minutos, horas, días, semanas…
_ Está bien, pero dejame darte un consejo por favor, no te culpes de lo ocurrido en aquel incendio. No somos dioses, somos seres humanos que tratamos de ayudar a las personas. Podemos fallar como cualquier otra persona puede fallar en otro trabajo. Tenés que seguir con tu vida, no te servirá de nada lamentarte por el resto de tus días.
_ No es tan sencillo y lo sabés. – respondí a su consejo como si mi cuerpo hablara de manera insensible y mi alma estuviera en otro lado, lejos de mi físico.
_ Tengo el doble de edad que vos, comprendo perfectamente la situación. Es dura pero hay que superarla. ¿Por qué no vas a un psicólogo?
_  No puedo hablar ahora, estoy ocupado. Lo pensaré, dame tiempo. –  corté. En realidad no tenía nada que hacer pero se lo dije para que dejara de consolarme.
El reloj adjunto a mi muñeca marcaba las cuatro de la tarde cuando volví al hospital, como había asegurado al doctor.
Y así fue como pasaron los días y me di cuenta que dedicaba más tiempo a estar en el hospital que en mi casa. La mujer que no me importaba se convirtió en mi única compañera. Pasaba tardes enteras en el hospital, hablando con ella, aunque en realidad, no sabía si a través de ese profundo y relajante sueño, escuchaba todo lo que yo le contaba. A veces me dormía sentado, con la cabeza apoyada a sus pies. Sólo volvía a casa para comer, bañarme y pegarme una ducha, sino, o estaba en el hospital o en la calle.
Como acabo de mencionar, empecé a frecuentar más las avenidas de la ciudad. Todo lo que me alejaba de mi vacía y desolada casa me hacía sentir menos mal. Durante el invierno, las plazas se encontraban semivacías,  y eso me encantaba, debido a mis pocas ganas de interactuar con la gente. Solía sentarme por horas en algún banco a contemplar el cielo, los árboles, el mundo y su funcionamiento. Me invadían pensamientos sobre las personas, sobre las civilizaciones, sobre la historia. Mi mente viajaba a través del tiempo y el espacio mientras mi cuerpo permanecía quieto como una piedra en aquel solitario banco. Recién cuando mi mente volvía y se sincronizaba con mi cuerpo, empezaba a sentir el frío invernal y me dirigía al hospital. Sin dudas, esa fue la semana más triste pero más rara de mi vida. Había abandonado mi trabajo, había perdido mis ganas de vivir y una extraña mujer había aparecido en mi patio.
 Hacían ya seis días que la joven estaba internada en el hospital. Una determinada noche, antes de que termine el horario de visitas,  me dormí nuevamente a los pies de la mujer y tuve aquel sueño otra vez. La niña de diez años en llamas se me acercaba y trataba de decirme algo. Yo intentaba huir, pero esta vez me resultaba imposible. Me miraba a los ojos por más que yo tratara de desviar la vista, se me acercaba, ponía su cara contra mi oído y me susurraba unas frases en voz baja. Me desperté agitado, volví a la realidad. Me retiré del hospital y camine sin rumbo por las penosas avenidas durante un par de horas. No podía sacar de mi mente aquel sueño, sin dudas estaba invadiendo mi realidad, mis pensamientos.
_ He avanzado en descifrarlo. – me dije. Antes siempre huía y despertaba, ahora no escapo y ella me dice algo, pero nunca puedo recordar qué es.
La noche se hacía cada vez más espesa. Las estrellas seguían mi rastro como si fuese un intruso en el mundo. Los pasos, mis pasos, eran cada vez más veloces, como si actuaran en contra de mi voluntad. Cuando me di cuenta, ya estaba trotando, escapando por las calles frías y vacías, sin rastros de vida. Ni siquiera yo sabía de qué huía, sólo sabía que debía hacerlo. No había un “alguien” de quien huir, estaba tratando de escapar de mi rutina, de mi pasado, en definitiva, de mí mismo.
Hasta que el pánico se hizo presente, llegaba como un despiadado asesino y entraba en mis sentidos. Me encontré frente a la orilla de un río, que día tras día seguía su curso, me senté y tranquilicé, aquel asesino llamado “pánico” desapareció por completo. Me acosté en un banco y me tapé con la campera. Prefería el frío de la ciudad y el río, al frío de la soledad y tristeza de mi casa. Al cabo de un rato me quedé profundamente dormido, fui entrando a un pozo profundo y oscuro. Al llegar al suelo, el pozo tomaba la forma de la casa en llamas y la chica se hacía presente. Volvía a encontrarla. Esta vez no me asusté, quizás me acostumbré a su presencia. Volvió a acercarse a mí y a hablarme al oído. Increíblemente pude entender cada una de sus palabras como quien aprende un problema matemático tras intentarlo varias veces.
_ No te culpes, hiciste lo que pudiste. – me tomó con sus dos brazos, ambos estaban bastante negros debido a las quemaduras.
_ Por más que trato, me es imposible – respondí mientras las lágrimas brotaban de mis ojos como lo hace la lluvia de las nubes.
_ Vos sobreviviste a ese incendio, es una señal. – Comentó – tenés que seguir, no podés mirar atrás, tenés que mirar hacia delante. – Me quedé mudo ante sus palabras, sinceramente no sabía que responderle. – Pensalo de este modo – hizo una pausa y siguió – Si vos te sentís culpable, yo también. Vos te sentís culpable por no haber podido salvarme, yo me siento culpable por no haber podido ser salvada. Por culpa de eso, arruiné tu vida. Por eso necesitaba hablarte. – la lluvia que caía de mis ojos se convirtió en una tormenta.
_ Tenés que seguir con tu destino. No te arrepientas, yo no te culpo de nada. –  yo estaba llorando de alegría, las lágrimas eran el remordimiento y culpa que salían de mi cuerpo. Una culpa real que sentía desde el día que la vi irse entre las llamas. Quería hablar con ella mucho más tiempo pero fue inevitable. Luego de este corto diálogo, desperté.
Me hallaba en el banco frente al río. La lluvia fue la que interrumpió mi sueño y pude notar que ya era de mañana. Poco me importó, me encontraba excelentemente bien, con un poco de frío, pero con aquella llama interna renacida que me daba calor. Me dirigí a casa y me di una ducha calentita. Luego fui al hospital a visitar a la mujer dormida.
_ Es probable que ya no te visite tan frecuentemente – le expliqué. Aunque, como siempre, no sabía si escuchaba lo que le decía,  pero tenía el presentimiento de que así era. – volveré a trabajar, he revisado lo más profundo de mi ser y he solucionado mi desorden. Me di cuenta que mi trabajo es mi destino. Vendré a visitarte de vez en cuando, lo prometo.

Al día siguiente me presenté en el escuadrón de bomberos. Mis compañeros se alegraron Me disculpé por ser egoísta y no pensar en ellos. La alarma sonó, nos dirigimos a un edificio en llamas, había gente a la que rescatar. Entré en la primera habitación, el fuego la invadía, el humo también.
_ Este fuego no es nada comparado al fuego de mi interior – me dije. – he recuperado la voluntad, esa llama que se había apagado y hoy arde como nunca. Me adentré en aquel infierno y en el mismísimo momento que lo hice tuve una visión. Era el hospital, el cuarto de la mujer dormida. Ella había despertado, pude verla, se paró en la habitación y me sonrió con sus ojos abiertos de par en par. Luego desapareció, se desintegró como el humo en el aire, pero siempre con esa sonrisa que jamás olvidaré, como habiendo logrado su cometido.
Salí de esa visión, y me dispuse a buscar a las personas atrapadas en el fuego mientras pensaba:
_ Parece que no habrá más visitas al hospital.

Kafka en la orilla

                                 Kafka en la orilla - Haruki Murakami


Sinopsis: Kafka Tamura se va de casa el día en que cumple quince años. La razón, si es que la hay, son las malas relaciones con su padre, un escultor famoso convencido de que su hijo habrá de repetir el aciago sino del Edipo de la tragedia clásica, y la sensación de vacío producida por la ausencia de su madre y su hermana, a quienes apenas recuerda porque también se marcharon de casa cuando era muy pequeño. El azar, o el destino, le llevarán al sur del país, a Takamatsu, donde encontrará refugio en una peculiar biblioteca y conocerá a una misteriosa mujer mayor, tan mayor que podría ser su madre, llamada Saeki.
Si sobre la vida de Kafka se cierne la tragedia (en el sentido clásico), sobre la de Satoru Nakata ya se ha abatido (en el sentido real): de niño, durante la segunda guerra mundial, sufrió un extraño accidente que lo marcaría de por vida. En una excursión escolar por el bosque, él y sus compañeros cayeron en coma; pero sólo Nakata salió con secuelas, sumido en una especie de olvido de sí, con dificultades para expresarse y comunicarse... salvo con los gatos. A los sesenta años, pobre y solitario, abandona Tokio tras un oscuro incidente y emprende un viaje que le llevará a la biblioteca de Takamatsu. Vidas y destinos se van entretejiendo en un curso inexorable que no atiende a razones ni voluntades. Pero a veces hasta los oráculos se equivocan.

Opinión:  Muchas veces suele decirse que uno no tiene que elegir al libro, sino que el libro tiene que elegirlo a uno.  No entendía a que se refería esta frase hasta que compré esta novela. Iba caminando por Rosario, el año pasado, cuando paso por una librería. Suelo chusmearles las vidrieras. Ahí estaba, el libro me eligió a mi, fue un encuentro casual o predestinado, vaya a saber uno, pero así conocí esta novela, y a este autor, que hoy por hoy, puedo decir que es mi escritor favorito. Los ojos de ese gato verdoso de la portada me miraban y me invitaban a comprarlo, como si supiera que yo andaba buscando un libro para leer. Al otro día pasé por la librería y lo compré.
En cuanto a la historia, es excelente, al menos para mi. Encontré un estilo que me encanta, y es el realismo mágico, el surrealismo. En general, en las novelas del autor japonés, los protagonistas se encuentran en situaciones realistas y lugares reales, pero las cosas que suceden a su alrededor rozan lo surrealista y muchas veces lo onírico. Un genio, en cada página de la historia se respiran las sensaciones y sentimientos de los personajes. Los misterios están a la orden del día para mantenerte pegado. 


Muy recomendado. Es mi libro favorito, hasta ahora.

Nuevo y primer blog

Bueno, como facebook es bastante mierda para andar publicando mis relatos/cuentos/reflexiones decidí, al mejor estilo chocho, crearme un blog. No soy especialista en cine, soy un 4 de copas en ese rubro, pero bueno, acá hablaré de los libros que más me gustan (a ver si alguien se copa con éstos) y también iré, a medida que se me ocurran, posteando textos creados por mi.




Espero que alguien al menos lea este blog, si no lo hacen me chupa un huevo :P nah mentira, me importa mucho :O


es todo, saludos.

Sobre mí

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No me sé describir a mí mismo. Lo dejo a la percepción del que me conoce y al prejuicio del que no.

Los atrapados en el espacio surrealista:

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